Con entre 53 y 54 años de edad, superó con creces la esperanza de vida promedio de 50 años para los rinocerontes blancos. Pedro fue importado desde Sudáfrica a España en 1972 y se convirtió en parte de la familia del zoo barcelonés en diciembre de 2003, donde se ganó el cariño de cuidadores y visitantes.
En las últimas semanas, la salud de Pedro se deterioró, lo que llevó a su fallecimiento el lunes 16 de octubre. Debido a su avanzada edad, el animal había comenzado a experimentar un proceso de debilitación, a pesar de los esfuerzos del equipo veterinario y los cuidadores. En sus últimos años, Pedro recibió atención geriátrica especializada para aliviar sus problemas articulares y otros achaques propios de la edad.
El Zoo de Barcelona ha expresado su pesar por la pérdida de Pedro, describiéndolo como un rinoceronte tranquilo, sociable y siempre dispuesto a interactuar con sus cuidadores. Su legado en el zoológico representa la misión de proteger y brindar refugio a animales en situación vulnerable, ya sea debido a su especie en peligro de extinción en su hábitat natural o a necesidades especiales derivadas de su propia historia.
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